Blogger Template by Blogcrowds

recuerdo.

Aún sigues aquí, sabes? No, no te hablo de los delirios mentales en los que cae mi cabeza cada cierto tiempo, en mi poder de desición inexistente, en mi pérdida de la cordura ni en como te recuerdo a diario. Te hablo de que mi vida aún tiene algo de tí, a pesar de tantas cosas perdidas, de tanta destrucción masiva, de tanta conversación inentendible.
Sigues aquí, en mi vida. En esta pieza donde tantas tardes nos juramos amor eterno, en mi cama donde dormimos mil siestas, en la pieza de mi hermano, en mi living, en la cocina donde nadie nos encontraba, en mis letras, en mi misma hay una parte tuya que a pesar de los kilos perdidos y la autoestima evaporada no se va, en mi conversación diaria siempre encuentro algo que me recuerde a ti, algo que me emociona o que me recuerda a los dos. En mi vida aún estás, y creéme que no sé cuando te irás. O quizás no sé cuando dejaré que te vayas, pues como te dije creo que eliminarte o odiarte es hacerlo conmigo, y ya me he odiado demasiado. Odie no poder mantener tu atención, odié no poder hacer que te siguieras fijando en mí y no evitar que te fueras con otras, odié todo lo que era yo por un tiempo, y ya no tengo fuerzas para reconstruirme después de tanto. Y la verdad, no quiero. Gracias a tí soy yo, soy mejor... gracias a ti ame y conoci todo lo que eso significaba, y aprendí a temerle a eso. Y por sobretodo, aprendi que el amor no se pasa. No al menos mientras en l reflejo de la pantalla me imagine tus ojos mirando el vacio.

Todo cambia.

Muchas veces, uno cree que cuando llegará la tormenta que llega a todas las vidas para cambiarlas uno estará a salvo. La creación de unas paredes de ilusiones y de unos techos de sueños hacen creer que todo está bien, que cuando venga el ventoral no pasará nada. Eso me paso a mí, mi cubo protector era lo mejor que había creado durante mis 21 años de estancia terrenal: lo que parecia más seguro, más honesto, más calentito. Todo lo que prometía salvarme de las tormentas posteriores y lo que valía la pena salvar estaba en una cajita de un tamaño mínimo y de un valor máximo, una cajita que fue tirada al rio y quemada por un par de rayos.
Y, como ud podrá suponer, con mi cajita se fue todo: lo que fue y borre por lo que era, lo que era que ya no servia y lo que iba a ser que se abortaba por necesidades externas. La tormenta me dejo sin nada, y sin nada no hay calma. Aún no asumo todo lo que perdí, aún lloro de pensar en que debo planear mi vida otra vez. Aún... necesito sentirme segura, y este es el lugar más rico para eso. Aún era tiempo. Aún estoy aquí :)

Entradas más recientes Entradas antiguas Página Principal